El sentido común.

De qué hablamos cuando hablamos de lo que hablamos? Es una respuesta simple para nosotros mismos. Pero, no siempre lo es para el otro. Y no siempre chequeamos que el/los otro/s hayan entendido. Damos por obvias muchas cosas. Como por ejemplo que algo esté bien hecho. Qué es estar bien hecho? El art. 14 de la constitución nacional promueve el bienestar común. Yo creo que todos estamos de acuerdo con eso. Pero, qué entendes vos por bienestar general, será lo mismo que entiendo yo? será lo mismo que entiende Néstor K ? Carrió? o Aldo Rico? Y cuando decís a tus equipos que usen el sentido común, qué entienden ellos por sentido común? Imagina esta situación, un líder le dice a uno de sus colaboradores, mirandolo a los ojos: dejo esto en tus manos, usá el sentido común para resolverlo. Opción uno: el líder es Gandhi. Opción dos: el líder es Hitler. Cambia, no? Y sin tener diferencias con un personaje nefasto, lo mismo nos pasa cuando hablamos nosotros. Filtramos, interpretamos automáticamente, dada la estructura que somos o estamos siendo en ese momento. Muchas veces, cuando en las prácticas conceptuales, pido que me expliquen un juicio, me los explican con otros. Y es acá donde la distinción entre juicios y afirmaciones u observaciones, es muy útil. Cuando la empezamos a usar en lo cotidiano. Y cuando tenemos que chequear qué es lo que me están diciendo o si entendieron lo que estoy diciendo. El transfondo de obviedad es inmenso. Y desde nosotros no permite distracciones, porque siempre aún teniendo clara esta distinción algo nos es transparente y no los aclaramos. En la mayor cantidad de detalles de un pedido, podemos observar: mayor compromiso(dado que hacemos un diseño de conversación responsable con el resultado que queremos lograr y también nos adelantamos a posibles quiebres en el futuro) y también tenemos la oportunidad de reclamar y no quejarnos. La queja es sobre generalidades, el reclamo sobre un acuerdo puntual. El abogado que interpretaba Groucho Marx, en su exitoso programa radial, dice en un diálogo: " es tan fácil de comprender que hasta un niño de 5 años podría entenderlo! Qué alguien busque un niño de 5 años para que me lo explique".
Creo que la apertura de juicios, el explicarselos a otros nos lleva a validar la experiencia del otro y tener conversaciones, cada vez, más efectivas.
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