Elecciones

Todo el tiempo elegimos. Es la esencia de nuestra libertad. Las elecciones que tomamos nos sirven para diseñar nuestro futuro. Pero, algunas son determinantes. Nos llevarán por caminos opuestos. Cuando me comunicaron que el comité académico del 2do. Congreso Argentino de Coaching había seleccionado mi trabajo de campo: Humor Ontológico, la primera conversación fue: les voy a contar sobre el trabajo, haciéndolos reír. Si postulo al humor como herramienta de cambio, los voy a hacer reír. Esa fue mi visión para mi participación en el congreso. Y como muestra Peter Senge, en el conflicto estructural, con la cercanía del día D le empecé a dar poder a otra conversación. La contra conversación, una que me alejaba de esa visión. Lo que Senge llama tensión emotiva y a mi me gusta llamarla tensión negativa. Mi conversación era: bueno, tu trabajo ya fue distinguido, contalo seriamente, armá una power y llevate los apluasos de rutina.

Esa conversación está ligada a mi espacio de confort, me llevaba a donde me siento cómodo. Hablar, exponer una vez más frente a mucha gente, no implicaba riesgo alguno. Mi identidad estaba a salvo. La otra, la conversación coherente con mi visión, implicaba salir de esa comodidad. Implicaba que nadie se riera de los gags que había preparado sobre el coaching, los coaches y sobre mi. Un cliente me dijo: si te salía mal tenías que cambiar de profesión.

Entonces me acordé de Matrix, la escena en que Morfeo le ofrece a Neo ser desconectado de la matrix, diciéndole algo paredico a esto: pastilla roja o pastilla azul. Pastilla azul te llevará a los lugares que conoces de siempre, a las calles que te llevan siempre al mismo lugar. Pastilla roja diseñarás tu futuro.

Mi elección fue jugarme a hacer una diferencia. Y pude gracias a ésta, crear algo nuevo que hoy sigo haciendo, nuevas relaciones, nuevas posibilidades.