Tantas conversaciones hubo antes de la final de copa
Davis y tantas otras están existiendo después de ésta. No es mi intensión reflexionar sobre los motivos del éxito español, ni de la derrota argentina. No tengo elementos que den sustento a un análisis serio. Y para ser sincero, el tema me tiene atrapado en una
emocionalidad sumanente negativa. Lo que sí pretendo hacer, con estas líneas, es escribir sobre dos palabras que me surgen como
consencuencia de haber leído infinidad de notas y comentarios sobre el tema:
expectativas y resultados.Las expectativas son el deseo de un futuro posible. Están, siempre, ligadas a un resultado. A la idea personal de que algo debe ocurrir de una manera determinada. Lo principal, es tener claro que no son más que lo que su nombre indica: expectativas. Y que como tales, no podemos trasladarlas a otro, son propias. Sí, podemos y es bueno compartirlas. Explicarlas. Sobre todo en las relaciones, personales o comerciales, para dejar claro al otro que resultado esperamos. Pero, lo que no podemos hacer con ellas es endosarlas. Jamás. Porque no nos haríamos cargo del resultado esperado. Las expectativas solas no generan realidades. Son sólo una conversación con nosotros mismos del estilo "quiero que pase esto". Al hablarlas, generamos una conversación de diseño de acciones y obtenemos (o no) una promesa del otro. Entonces, también, le damos al otro la posibilidad de participar. De comprometerse o no, con el resultado de nuestras expectativas.
Tengo una firme creencia:
no podemos controlar los resultados. Es la copa
Davis es mayor ejemplo de esto?. Lesión de
Nadal, lesión de Juan Martín Del Potro.
Para esto, traigo la teoría del caos. Esta se alinea dentro de las corrientes no deterministas. Quiere decir que no tenemos un destino escrito, por ende está en nosotros generarlo. Bien, uno de los pilares de la teoría del caos, es que formamos parte de sistemas complejos que a su vez forman partes de otros, por lo cual es imposible conocer la cantidad total de los componentes. Y desconociéndolos intervenimos sin poder predecir el resultado. Desde ya, no entra en el paradigma metafísico de causa y efecto. Es por eso que el ejemplo, muchas veces mal aplicado, de la mariposa que aletea en una parte del mundo es parte de un sistema que forma un tornado en otro sector del planeta. Un capítulo de los Simpsons ilustra de manera clara la teoría del caos: cuando Homero viaja en el tiempo con una tostadora, cambiando pequeñas cosas en el pasado y teniendo resultados inesperados en el presente. También ocurre esto en la magnífica Volver al futuro.Lo mejor es blanquear las expectativas y transformarlas en acciones coherentes y comprometidas con el resultado esperado.Etiquetas: reflexión